José María Serrano (Chema) se graduó en Babson College en Finance and Business Analytics. A los 25 años cofundó DEUNA, un orquestador de pagos que ha revolucionado el mercado del e-commerce. Esta firma levantó, en dos rondas de inversión, US$ 37 millones. Este 2024 aspira a superar la barrera de mil millones de transacciones. Vive en la fila 13 A de un avión y hoy nos cuenta cómo fue este tiempo de aprendizaje y qué se viene para el futuro.
Este joven soñador, exalumno del Colegio Americano, tiene un hermano mellizo, si bien no son iguales, los confunden por tener un gran parecido. “Es la persona en la que más confío, la que más me entiende y siempre está ahí para todo. Mi cómplice, con el cual competimos por ser los mejores, siempre quiero estar un paso adelante”.
Juntos fueron a Babson College, considerada la universidad número uno en emprendimiento. Su nombre es José María Serrano, pero en las aulas universitarias le pusieron de apodo “Chema” para evitar confusiones, nos cuenta. Tras la pandemia se produjo un cambio significativo en la forma de trabajar en el mundo. Con los avances tecnológicos y el trabajo remoto, los emprendimientos empezaron a crecer rápidamente. Jóvenes como Chema son parte de una generación que sabe aprovechar la flexibilidad y la libertad que conlleva administrar sus propios negocios desde cualquier parte del mundo. Hincha del Independiente del Valle y del Barcelona de España, confiesa que su posición siempre fue de arquero. “Me metieron miles de goles, lo importante es que siempre estuve listo para evitarlos”.
Dio sus primeros pasos profesionales como analista de negocios en un banco de inversión. También fue parte de The Carlyle Group, una firma de inversión global considerada una de las más grandes del mundo de private equity y gestión de activos alternativos. Fue analista senior en Appomattox Advisory, una firma de inversión con sede en Nueva York que administra carteras globales resistentes de activos múltiples. Además, fue vicepresidente de marketing de Degasa, un holding gastronómico del Cono Sur. Luego de estas experiencias, de lo único que estaba seguro era de que no quería ser empleado y que su camino era emprender en algo propio.
Chema fundó la fintech DEUNA en 2020 con su amigo Roberto Kafati y tiene como objetivo revolucionar el e-commerce en América latina, como en su momento lo hizo Netflix con la forma de ver televisión o Whatsapp con la comunicación. Esta startup ofrece un ecosistema de productos SaaS (Software as a Service) para ayudar a los comercios a mejorar la experiencia de compra en línea y evitar que los compradores abandonen los carritos por rechazos en los métodos de pago o por fraude.
Chema se encontraba en Quito cuando se cerró el mundo por el Covid-19; había conocido a Roberto, su socio, meses antes en Boston en una fiesta universitaria. Entre broma y broma lo ayudó a resolver un deber de computer science y a partir de allí nació una amistad que se extendió a lo profesional. En pandemia pasaron horas de horas frente a un computador dando forma a esta fintech, que fue constituida en Silicon Valley, California, con una inversión inicial de US$ 200.000 y cuatro colaboradores.
DEUNA no tiene sucursales, ni horarios, ni hace publicidad tradicional. En tres años y medio ha levantado US$ 37 millones. Como una gigantesca tubería, ha conseguido unir a 120 proveedores de pago, 3 millones de usuarios y 100 empresas en un solo clic. Todo esto se resume en mil millones de transacciones en sus cortos tres años de existencia.
Por pedido de los inversionistas tuvo que mudarse a Ciudad de México, pero en realidad vive a 10.000 metros de altura, en un avión. Un día amanece en Colombia y tres días después debe estar en Argentina, Perú o Brasil. Este Under 30 tiene como referente a Sam Walton, fundador de la cadena Walmart, considerada uno de los negocios de retail más grandes del mundo, o a Richard Branson, un multimillonario empresario inglés conocido por su marca Virgin, que agrupa a 400 empresas de diferentes sectores.
Serrano llegó a las oficinas de Forbes Ecuador con su mochila al hombro, en la que no pueden faltar su laptop y la chompa insignia de su empresa. Una llamada telefónica interrumpe nuestra conversación. Tras pedir disculpas, con una sonrisa nos cuenta que acaba de cerrar un nuevo contrato. La historia de Chema es similar a muchos emprendedores. Un día deciden trabajar una idea, son persistentes, y después de varios errores y desatinos logran el éxito. Cuentan con una mente abierta para aceptar los retos del mañana, son resilientes y piensan que los tropiezos son tan solo un escalón para elevarse y alcanzar sus objetivos.