Ecuador es un país que destaca por su amplia fauna, una de las especies más encontradas son las aves. Según datos del Instituto Nacional de Biodiversidad, el país cuenta con 1.722 especies de aves diferentes. Pero no todas se encuentran en las Galápagos o la Amazonía.
También es “el campeón mundial de aves” por la relación entre el tamaño del país con la cantidad de especies que se pueden encontrar afirmó Juan Manuel Carrión, exconcejal de Quito y el primer autor de un libro de aves ecuatoriano en la historia. A nivel mundial, Ecuador es un “tesoro” para el birdwatching, añadió.
El avistamiento de aves, o birdwatching, es una actividad que está creciendo en la actualidad. Existen varios grupos dedicados al avistamiento de aves en Quito, como por ejemplo Aves Quito y Pajareando Ando.
Como su nombre lo indica, el birdwatching es una actividad recreacional enfocada en la observación de aves en distintas zonas. Según el guía de turismo David Oleas, en Quito, algunas de las especies más recurrentes son “colibríes, tangaras y eufonias”.
Al contrario de la posible creencia popular, esta actividad no requiere de gran equipamiento. Para empezar a realizar el avistamiento hace falta “un par de binoculares, una guía de campo -o la aplicación Merlín en tu celular- y paciencia”, así describió David Oleas lo necesario para empezar el birdwatching, actividad que ha realizado desde hace ocho años.
Según Oleas, esta actividad también puede ser “terapeútica”, pues el avistamiento de aves le ayudó a sobrellevar su ansiedad. El salir a recorrer las zonas naturales dentro de nuestra urbe puede permitirnos desconectar de nuestros alrededores y agregar algo de paz a nuestra rutina.
«Me gusta mucho salir a caminar por el barrio, escuchar el cantar de las aves y detenerme un momento a intentar distinguir donde se encuentran«, relató Margarita Sánchez, quien desde la pandemia ha empezado a tomar interés por los pájaros. El detenerse a apreciar las aves le da “tranquilidad” en su día a día.
Según Fernando Herrero, guía de turismo y birdwatcher por más de 30 años, las mejores zonas para hacer avistamiento de aves son:
- Parques Metropolitanos (Equinoccial, Guangüiltagua, Sur)
- Jardín Botánico de Quito
- Parque de Guápulo
- Ilaló
- El telefériQo
- Reservorio de Cumbayá
- Parque Itchimbía
De igual forma, aseguró que las mejores horas para avistar aves son “entre las 05:30 y las 09:00 de la mañana y en la tarde de 15:30 a 18:00”,que es cuando las aves están en su pico de actividad.
Conservarlas es crucial. Ecuador, y por ende Quito, es un tesoro único de flora y fauna a nivel global. La inclusión de espacios verdes y jardínes dentro de la ciudad es una de las principales formas de protección que existe. Para proteger las aves es importante cuidar el medioambiente también.
Por parte del Municipio se han tomado algunas medidas, como la ordenanza de septiembre de 2022 la cuál busca proteger el arbolado urbano. En esta se definió que para talar un árbol, en zona pública o privada, se requiere de un permiso municipal.
También existe la Red Verde Urbana, la cual busca fomentar la creación de los espacios verdes, tanto en zonas públicas o privadas. También se está desarrollando la ordenanza “Verde-Azul”, la cual busca “valorar, respetar, proteger y restaurar la naturaleza ‘verde’ y restauración de las fuentes; uso eficiente y saneamiento del agua y sus ecosistemas ‘azul’”.
Con estas se busca preservar el ecosistema de Quito, el hogar de las aves. “Ecosistema sin el cual, no habría aves y por lo tanto no habría birdwatching”, expresó Carrión. “Debemos proteger a las aves -y la naturaleza- de la expansión urbana”, concluyó. Este tipo de ordenanzas son un paso importante para la protección de las 125 especies endémicas de la ciudad.
“Una vez que entras no puedes parar. Es un deseo de querer ver todas las aves que puedas ya no solo en la ciudad sino en el país”, relató Oleas. Por su parte Herrero dijo “voy 30 años haciendo birdwatching y solo he visto el 70% de las aves del Ecuador”.
Los alados son parte vital de nuestra ciudad. “Un planeta sin aves sería un planeta muerto”, asegura Carrión, quien se ha dedicado a la ornitología por más de 40 años.