El 18 de julio de 2022, en Guayaquil, dos hermanos de 6 y 10 años de edad fueron asesinados por sicarios que ingresaron a su hogar. Les dispararon a ellos, a dos adultos y dejaron herido a otro menor de cinco años.
El 13 de julio de 2022, el Coronel Henry Herrera, jefe de la Zona 8 de la Dinased, que abarca Guayaquil, Durán y Samborondón, señaló que 39 menores de edad murieron entre enero y julio de 2022 en medio de balaceras en Guayaquil. Actualmente, la cifra ascendió a 42.
“Lamentablemente son niños que se encuentran junto a sus progenitores, perseguidos o involucrados con alguna banda narcocriminal y los niños se convierten en víctimas colaterales”, dice la socióloga, Isabel Prado.
Infancia con miedo
A mitad de 2022, la cifras aumentan y podrían igualar a años pasados. En todo 2021, 94 niños, adolescentes y jóvenes murieron en manos de bandas o en medio de asaltos. En 2020 fueron 98 y en 2019 se contabilizaron 100 casos.
Además de que las cifras mantienen un promedio, Prado destaca que el 90% de los casos ocurre en barrios populares. “donde hay carencias como agua y alcantarillado, violencia familiar, adicciones y más”.
En estos barrios las balaceras son “pan de cada día”, señalan en repetidas ocasiones los moradores. Por ejemplo, en el barrio Cristo del Consuelo, previo a que explotara el coche bomba, hubo una balacera que pasó desapercibida “porque se ha naturalizado el peligro y la violencia en estos barrios que son catalogados como zonas rojas o calientes, pero que no tienen un plan social integral”, afirma.
Así, los niños y jóvenes que no son asesinados como víctimas colaterales; crecen sin conocer otra dinámica de vida.
Información socializada por la Policía, a inicios de 2022, señalaba que la mayoría de víctimas colaterales en ajustes de cuentas tenían entre 10 y 18 años. El 61% murió por armas de fuego.
Medidas ‘paliativas’
El 14 de agosto de 2022, luego de la explosión en Cristo del Consuelo y la escalada de violencia en Guayaquil, Durán y Samborondón (zona 8), el Gobierno decretó el estado de excepción: el segundo de este año y el sexto desde 2021.
En medio de este último estado de excepción, en Monte Sinaí (Guayas), un hombre y un niño de 12 años fueron asesinados.
Para las autoridades del Gobierno hay una lucha, ya no solo por balaceras que puedan provocar los enfrentamientos entre narcobandas. Sino por el uso y de explosivos caseros que se pueden elaborar con materiales de fácil acceso como acetona.
Los estados de excepción aún no han logrado el cometido de disminuir la violencia y la percepción de la gente. Por ejemplo, en abril de 2022 hubo cerca de 500 muertes violentas en Guayas, Esmeraldas y Manabí, durante un estado de excepción.