Redacción EFE
El coronavirus sigue cada día sumando más infectados en América, donde hay ya 725.000 contagiados, en medio de la preocupación por las pocas pruebas que tienen hasta el momento la mayoría de los países y las tensiones políticas en EE.UU. y Brasil.
En los conteos, recogidos por la universidad estadounidense de Johns Hopkins, se apuntó el miércoles la cifra de 725.753 casos, mientras que el número de muertes confirmadas, según la Organización Mundial de la Salud, ascendía a 27.336.
En Perú un recién nacido y su madre resultaron contagiados.La mayoría de los gobiernos sigue implementando medidas para aminorar el impacto de la pandemia en sus economías y estructuras sociales, con consecuencias colaterales que seguramente van a dejar huellas profundas en todos los países.
La cifra de los más de 725.000 contagios podría ser, en un escenario optimista, apenas una dramática muestra de cómo realmente está afectando la enfermedad a América, teniendo en cuenta un factor: el subregistro, que es la poca capacidad de realizar pruebas en algunos países, sobre todo en América Latina.
Tensión política
El polémico anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de suspender los fondos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) desató las criticas en EE.UU., y en el mundo, que el mandatario enmarca en su consigna nacionalista de “EE.UU. primero”.
11.475 casos se han dado en Perú“Nunca dudaré en tomar las medidas necesarias para proteger la vida, la salud y la seguridad del pueblo estadounidense. Siempre pondré el bienestar de EE.UU. primero”, dijo Trump, mientras que en el país ya son más de 600.000 las personas contagiadas y casi 28.000 personas han muerto.
EE.UU. aporta entre 400 y 500 millones de dólares anuales a la OMS, entre sus contribuciones obligatorias y voluntarias.
En Brasil, con 1.736 muertos y 28.320 casos, la gestión ante la pandemia del presidente Jair Bolsonaro provocó la renuncia del secretario de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, Wanderson de Oliveira.
254 fallecidos se han confirmado.La tensión fue a mayores y durante horas se habló de una posible dimisión del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta. Él mismo tuvo que desmentirlo para parar con estas especulaciones que desde hace días rondan los pasillos de los centro de poder de Brasilia.
Las discrepancias entre Bolsonaro y Mandetta por la necesidad de cuarentenas u otras medidas de aislamiento social, que el gobernante censura, llevaron este miércoles a la dimisión del secretario de Vigilancia Sanitaria, pero Mandetta explicó que no la aceptó y que le convenció a continuar en el cargo. “Estamos juntos y continuamos juntos. Él dijo que salía, yo dije que no aceptaba y aquí estamos”, dijo el ministro.