Más de 800 millones de personas sufrieron por la falta de alimentos y por la COVID-19.
Redacción ROMA
Cerca de 828 millones de personas sufrían hambre en el mundo debido a los efectos de la pandemia y la crisis climática a finales de 2021, según las estimaciones de cinco agencias de la ONU que han advertido este 6 de julio de 2022 de que, si la situación perdura, no se alcanzará el objetivo de eliminar el hambre en 2030.
El informe anual sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, en el que aún no se ven reflejados los nocivos efectos de la guerra en Ucrania, subraya que la pandemia, en particular, ha mostrado «la fragilidad de los sistemas agroalimentarios y las desigualdades».
Desde el inicio de la crisis sanitaria, a finales de 2019, la cifra de personas sin acceso a los alimentos aumentó en 150 millones, mientras que el incremento fue de 46 millones en el último año.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo para la Infancia (Unicef) plantean una inminente revisión de las ayudas actuales para afrontar esta «situación catastrófica».
Objetivo más lejano
El número de personas que padecen inseguridad alimentaria severa ha ido creciendo hasta alcanzar los 2.300 millones de personas en 2021, casi el 30% de la población mundial, lo que revela un gran «retroceso en los esfuerzos por eliminar el hambre y la malnutrición».
Los organismos prevén que si la situación actual prosigue, el objetivo de la ONU de ‘Hambre Cero’ para 2030 no se logrará, pues la seguirán sufriendo 670 millones de personas o el 8% de la población mundial, la misma cifra de quienes vivían con hambre en 2015, cuando se lanzó la Agenda de la ONU, por lo que los esfuerzos realizados desde entonces parecen haber sido en vano.
Y el futuro se plantea aún más preocupante tras el estallido de la guerra en Ucrania que ha causado graves perturbaciones en las cadenas de suministro mundiales y un aumento de los precios de los alimentos, energía y fertilizantes.