El 60 % de los ecuatorianos tiene acceso a Internet, según las últimas mediciones, grupo que podría usar las herramientas digitales.
Alfredo Velasco, director de Usuarios Digitales, asegura que la protección de datos personales es crucial en medio de este auge del comercio electrónico.
“Hace falta una ley al respecto que sea más global, sin embargo hay nueve cuerpos legales desde la Constitución hasta el Código de la Niñez y Adolescencia que hablan sobre sanciones por el abuso de datos personales, por lo que todo recae en las autoridades que deben hacer respetar”, refiere.
En perfiles de Twitter, Facebook e Instagram se observa cómo las personas publican sus datos completos con números de cédula y de teléfono más dirección en busca de ayuda, para que las autoridades atiendan los pedidos del retiro de los fallecidos de las casas.
Lo recomendable es que borren esos datos en algún momento, dice Velasco. Así como las redes son útiles para encontrar la disponibilidad de un medicamento, esa información también puede usarse en contra y dar paso a estafas.
Para Daniel Riofrío, especialista en ciencias de la computación y profesor de la Universidad San Francisco de Quito, es alentador que ciertas aplicaciones de servicios a domicilio hayan actualizado sus plataformas y escalado sus negocios.
Un impacto positivo, dice Riofrío, es que más comercios abrieron sus canales de venta online durante la cuarentena. Aunque el acceso al servicio virtual es limitado ya que requiere un ciudadano bancarizado con tarjetas de débito y crédito, que no todos tienen, y conocer sobre el uso de los teléfonos inteligentes.
“No solo es tener internet sino conocer sobre el uso de la tecnología del smartphone. Hay personas que solo lo utilizan para hacer llamadas. En el país está también el concepto de lo físico, hay un temor al uso del dinero electrónico. Desconfiamos si no es tangible”, asegura.
La confianza es fundamental para que se de una maduración de los servicios digitales luego de la pandemia. Y por ello, dice Riofrío, es necesario que Ecuador tenga una Ley de Protección de Datos Personales.
“El uso de datos masivos, big data, en Asia fue fundamental para el control del COVID-19 pero a un alto costo. En Taiwan se cruzaron todos los datos con el número de seguridad social de las personas y disponían que alguien debía hacerse la prueba porque estuvo en tal vuelo donde había un infectado”.
Incluso, agrega, se pudo controlar el número de mascarillas que una persona compraba en un periodo de tiempo determinado. “Obviamente es un sistema totalitario, esto va en contra de la privacidad y la libertad individual”.
El 60 % de la población está bancarizada, es decir, 6,8 millones de adultos, según la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.