- Según la FAO, más de 3 000 millones de personas (casi el 40 % de la población mundial) no tienen acceso a una alimentación digna y saludable, esquema del que los lácteos son un componente fundamental.
- Hambre cero es el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), en el que los Estados del mundo se comprometen a erradicar el hambre y poner fin a todas las formas de malnutrición para 2030. Sin embargo, las tendencias globales (conflictos, pandemia, cambio climático, alza de precios, etc.) retrasan este avance.
El 16 de octubre de 1979, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estableció esta fecha como el Día Mundial de la Alimentación, con el fin de visibilizar y concientizar acerca de todos los problemas de nutrición que hay en el mundo. Entre sus objetivos principales está el fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, promover la participación de las poblaciones rurales, especialmente de las mujeres y de los grupos menos privilegiados, en las decisiones y actividades que afectan a sus condiciones de vida, entre otras acciones.
El sector lácteo se ha consolidado como un campo sostenible, clave y fundamental para alcanzar no solo el crecimiento económico, sino también la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza, ya que según datos de la FAO, aproximadamente 150 millones de personas están involucradas en la producción lechera a escala mundial. Ecuador no es la excepción: la industria es considerada como una fuente regular de ingresos, genera al menos un millón de empleos a escala nacional, mejora el uso de recursos y, sobre todo, proporciona alimentos nutritivos e indispensables para el desarrollo óptimo de los seres humanos. Por otro lado, en Ecuador la desnutrición crónica infantil (DCI) afecta a uno de cada tres niños menores de 2 años. Según información de Unicef, en el país se han desarrollado desde 1993 doce programas relacionados con salud y nutrición para combatir este problema.
Pese a los esfuerzos, las cifras de DCI (27,2 %) ubican a Ecuador como el segundo país de la región con esta problemática.
La leche y sus derivados son alimentos con un alto valor nutricional, pues son una excelente fuente de proteínas y otros nutrientes como calcio, magnesio, fósforo, zinc, yodo, selenio y vitaminas del complejo B, A y D. Además proveen de energía, ayudan a prevenir o reducir el riesgo de contraer enfermedades y son primordiales para una dieta saludable, balanceada y nutritiva.
Se estima que los costos de la malnutrición representan un 4,3 % del Producto Interno Bruto (PIB). En ese sentido, el CIL ha reunido esfuerzos con aliados estratégicos para trabajar en beneficios de nuestra sociedad, y por su aporte, la industria láctea es un actor esencial para el desarrollo y crecimiento, ya que estos alimentos pueden ser parte de la solución a varios problemas sociales.