Formadores y amigos del seleccionado cuentan su historia y confían en un buen resultado ante Jamaica en Copa América
Un episodio silencioso, pero determinante, se esconde en la vida de William Pacho. Era 2015 y el joven central de 14 años de ese entonces, hoy titular en la selección ecuatoriana que disputa la Copa América, había regresado a su hogar en el cantón Quinindé con el corazón desilusionado. ¿El motivo? Liga de Quito le cerró las puertas; aun así su pasión por el fútbol y la idea de fichar por un club profesional siguió intacta.
Byron Cedeño, exfutbolista, su mentor y primer entrenador en el club Huracán, donde Pacho se formó, se convirtió en su aliado en ese momento de incertidumbre. Juntos idearon un plan audaz para darle una última oportunidad a Pacho.
Una mañana, Cedeño se presentó en el colegio donde el jugador estudiaba, y con la complicidad de Tonny Ramírez, su profesor de educación física y subdirector de la institución en la que estudiaba, lo sacó del aula para dar un paso que le cambiaría la vida.
El joven junto a otros chicos se subieron a un autobús que los llevó a Puerto Quito, donde Independiente del Valle los esperaba con sus scouting, listos para evaluar sus talentos. Era la última oportunidad, y no podían dejarla escapar.
Cuentan que ese día Pacho deslumbró a los cazatalentos. Pasó tres filtros, jugó tres partidos; suficiente para mostrarse y ganar un espacio en el Centro de Alto Rendimiento de Independiente del Valle, en Chillo Jijón (Sangolquí). William estuvo en Huracán hasta finales del 2016.
Este miércoles 26 de junio, el jugador que brilla en el fútbol de Alemania, buscará destacar en el partido crucial que la Tri tiene ante Jamaica, en Estados Unidos, por la Copa América 2024. Sus formadores y amigos están expectantes y emocionados. Apuestan a un resultado positivo y el momento vale para contar ese camino de ‘espinas’, pero también de gloria, que han llevado a Pacho a llegar hasta donde está ahora.
El giro de la historia
“Después de lo ocurrido con Liga (2015), yo lo iba a llevar a Ambato a probarse en Mushuc Runa, pero la hermana me lo quitó en la terminal de Quito, justo antes de que nos subamos al bus, y se lo llevó de regreso a Quinindé. Después de eso nos fuimos a escondidas de la mamá, porque Pacho era de los chicos que a las siete de la noche ya estaba encerrado en su casa”, asegura Cedeño.
Al final, Pacho sacrificó un año de estudios. Pese a ello, Tonny Ramírez, subdirector de la Unidad Educativa 3 de Julio, donde Pacho estudió desde primero hasta noveno de básica, lo recuerda como un niño que siempre anduvo con la pelota en los pies. “Si bien descuidó por momentos el estudio por el fútbol, fue un alumno promedio y un adolescente respetuoso, muy reservado; hablaba poco”, dice.
La escuela del inicio
Huracán es el modesto centro de enseñanza en Quinindé, fundado por Byron Cedeño en 2008, a donde William llegó en 2012, después de pasar por la escuela de Alfaro Moreno Quinindé. En ese entonces, el jugador tenía 11 años de edad cuando empezó a entrenar con el club. La sede era una cancha de tierra que en lugar de césped tiene maleza seca. Está ubicada en el barrio Valle Alto, en las afueras de Quinindé.
Actualmente más de 100 niños de todas las edades se forjan en la escuela donde el lema es: “Un club que hace historia” y donde la figura de Pacho es referente. “Él llegó un día y me dijo, profe yo quiero entrenar aquí”, recuerda Cedeño.
En ese tiempo, Pacho jugaba en la categoría sub-12, sin embargo el entrenador intentó colocarlo en la sub-16 debido a su espigada talla de casi 1,70 metros, pero el jugador no estaba de acuerdo, no quería saltarse las etapas del proceso.
Pacho no olvida de dónde salió
Cada vez que William Pacho está de vacaciones y regresa a Quinindé vuelve a recorrer la cancha que lo vio dar sus primeros pasos en el fútbol. Juega con quienes sueñan ser como él y fichar para algún club de Europa; conversa con ellos, se toma fotos y les da consejos.
La última vez que los visitó fue hace dos años y medio, aproximadamente, y no lo hizo con las manos vacías, llegó con balones, conos, platillos y otros implementos de entrenamiento. A Cedeño, su primer entrenador, le dejó la camiseta del Royal Antwerp F. C. de Bélgica, donde militaba antes de dar su gran paso al Eintracht Fráncfort de Alemania. “Él no es ingrato con su gente”, dice Cedeño, quien en esa ocasión le ofreció un poco de chocolate, pero Pacho se negó porque en Europa hasta eso le controlan.
Cuando Gustavo Alfaro lo convocó para el Mundial de Qatar, Pacho le hizo una videollamada a Cedeño. Estaba alegre, emocionado. No faltaron los agradecimientos para quienes lo ayudaron a crecer y a cumplir su sueño.
Este miércoles esa gente que lo vio empezar estará pendiente esta tarde, a las 17:00, del segundo partido de la Tri en la Copa América frente a Jamaica, en el que Pacho será titular y liderará la defensa en un duelo completamente decisivo para las aspiraciones del equipo nacional de continuar en el torneo.