Yelena Solórzano Mendoza, de 64 años y con 45 en Manta, dirige el Instituto de Neurociencias de la ULEAM, un referente inaugurado en noviembre de 2024 que ha atendido a más de 7 mil personas en seis meses, impulsado por su experiencia como madre de un hijo con discapacidad.
Yelena Solórzano es educadora y psicóloga con maestría en Psicología Clínica. Llegó a Manta hace 45 años y se unió a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM) en 1985 como primera directora de la Escuela José Peralta. Posteriormente, se incorporó a la Facultad de Psicología. Como parte de proyectos semilla, cofundó el Instituto de Neurociencias ULEAM. Este es el primer instituto público del país enfocado en la investigación y atención de la salud mental y neurológica con un enfoque interdisciplinario que combina investigación científica y asistencia médica para la población en general y la formación de estudiantes.
¿Qué la impulsó a migrar de Junín a Manta y cómo mantiene su conexión con sus raíces?
Migré a Manta cuando me casé, con mi hijo mayor aún pequeño y naciendo el segundo. No he olvidado mi tierra: voy a menudo porque mis padres viven allí a sus 90 años.
¿Háblenos de su preparación académica, influida por la discapacidad de su hijo menor, Juan Pablo.
Al llegar a Manta, con mis hijos pequeños, decidí estudiar. Quería algo para las terapias de Juan Pablo, quien tiene discapacidad, pero no encontré cupos. Se abrió Educación Básica y entré. Terminé la carrera y me uní a la ULEAM como primera directora de la Escuela José Peralta, un proyecto inicial para prácticas de estudiantes. Estuve 15 años. Luego, pasé a la Facultad de Trabajo Social que creció a Escuela y Facultad.
¿Cuáles son los logros más significativos en su trayectoria en la ULEAM?
Apoyar la Educación Básica en la José Peralta, que nació como un laboratorio para prácticas. En Psicología, impulsé su evolución y, como decana, llevamos a cristalizar el Instituto de Neurociencias.
¿Cómo surgió la idea del Instituto de Neurociencias?
Como decana, participamos en proyectos semilla para investigación docente-estudiante. Creamos “Neurociencias Cognitivas”, proponiendo un instituto, maestrías y carreras como Psicología Clínica y Educativa. Visitamos el Instituto de la Universidad de Cuenca, donde estudiantes practicaban. El rector Marco Zambrano se enamoró del modelo, pero adaptado a necesidades regionales, priorizando salud mental. Nuestro instituto, dentro de la ULEAM, supera al de Cuenca.
¿Cómo funciona la atención y cuántas personas han beneficiado desde abril de 2025?
Está abierto al público general, no solo afiliados IESS o derivados del MSP. La gente se agenda, luego un profesional en Psicología clasifica para ver si necesitan servicios. Priorizamos nexos universitarios vía Bienestar Estudiantil. Hemos atendido 7.4730 personas (niños y adultos) de abril a octubre. En el instituto hay una alta demanda en autismo y espectro autista.
¿Cuáles son las proyecciones para expandir el impacto?
Aspiramos más, pero el espacio y personal son limitados. Proponemos al rector horarios extendidos: de 5 p.m. a 9 p.m., para trabajadores y padres. Es jornada extra, pero esencial. Queremos humanizar la ciencia, como centro de investigación y formación para estudiantes de Salud.
¿Qué le falta para sentirse realizada, más allá de la costura y diseño que le apasionan?
Soy creyente; pude jubilarme hace tres años, pero Dios me puso aquí para terminar mi vida laboral ayudando a más padres que como yo tenemos hijos con discapacidades.


