La ciudad italiana de Véneto está situada solo a 2 horas de Lombardía. Ambas enfrentaron tremendos brotes de coronavirus en Italia. Sin embargo, las cifras de muertos y contagiados difieren notablemente.
Dos médicos italianos miraron esta situación y la enfrentaron con relativo éxito comparado con el trágico panorama que el mundo ha visto sobre las otras regiones de Italia.
Test para todos
En el último recuento oficial, Véneto registraba 662 muertos y 11 000 casos confirmados. Mientras, Lombardía, superaba los 9200 fallecidos y pasó los 52 000 casos. Pero, ¿cuál fue la clave?, ya que ambas ciudades habían realizado casi el mismo número de exámenes.
Andrea Crisanti escuchó a su mentor, el doctor Sergio Romagnani, un epidemiólogo jubilado que había vislumbrado la gravedad del mal que surgió en China.
Crisanti habló con las autoridades y contrariando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidieron hacer pruebas a todos los médicos, a los enfermeros, a los habitantes del pueblo. “En Lombardía no se los hacían ni a los médicos… En los hospitales no se la hacían a nadie”, lamenta Romagnani de acuerdo a una entrevista realizada por el diario español El Confidencial. Lo peor es que en Lombaría siguieron el plan de la OMS que decía que había que hacer test solo a los que tenían síntomas.
Vò es la localidad en la que trabajaron donde había una situación muy parecida a la de Codogno (Lombardía). Romagnani dice que el resultado se obtuvo sobre una muestra muy pequeña. Un total de 58 personas dieron positivo en los test realizados entre el 22 y el 25 de febrero y, de todos ellos, 33 eran totalmente asintomáticos. De los menores de 50 años, la mayoría lo eran. Establecimos la hipótesis de que entre el 50% y el 70% de los infectados no estarían desarrollando síntomas. Y lo más importante: 10 días después solo dieron positivo 19 de los asintomáticos y 10 de los que tenían síntomas.
En la entrevista, Romagnani reflexiona que a los asintomáticos hay que aislarlos inmediatamente. La mayoría eran personas jóvenes y sanas. Lo más interesante de todo es que cuando los contagiados asintomáticos fueron aislados en Vò, el porcentaje de enfermos disminuyó de golpe del 3,2% al 0,3%.
Llegaron a la conclusión de que la circulación del virus alrededor de una misma persona, aunque ya esté infectada, agrava su patología. Algo similar se recogió en un estudio en China que se refiere a que alrededor del 80% de los contagios lo provocan infectados no detectados, entre ellos asintomáticos.
La impresión de Crisanti, que comparto, es que quizá fue el aislamiento de los asintomáticos positivos lo que frenó la epidemia. Es una hipótesis, pero creemos que cuando el virus circula muchas veces por el mismo ambiente, potencia su acción, dice el médico jubilado.
La exposición repetida al virus lo agrava todo. Es como si las insignificantes mutaciones que el COVID-19 va sufriendo lo hiciesen mucho más peligroso para aquellos que están expuestos continuamente a su presencia, considera Romagnani.
Uso de mascarillas para todos
El médico también considera que otro error en el que incurrió la OMS fue no exigir el uso de mascarillas a todos. Aunque es obvio que no dan una protección al 100%, pero si las lleva todo el mundo baja muchísimo el riesgo de contagio.
Cuestionado sobre los miles de test que se pueden requerir en un país, Romagnani dice que es más barato invertir en las pruebas que tener a cientos de personas en terapia intensiva por 20 o más días, pero considera que no se puede hacer a todos los habitantes, pero sí a quienes estpan en primera fila como personal médico, policías, militares.
Él también considera que hay mucha esperanza en la terapia de plasma, porque buscar los anticuerpos del virus en la sangre es muy fácil.
Finalmente, Romagnani considera que “el virus tiene mucho margen todavía, muchos cuerpos que infectar, muchas vidas en riesgo”.
“En definitiva, la vida a partir de ahora será mucho más complicada y mucho menos bella”, dice al confirmar que en adelnate deberemos profundizar en el aislamiento social.