Si una persona tiene un ingreso de 500 dólares mensuales, pero cada vez va aumentando su gasto hasta que llega a los 800, cada fin de mes deberá recurrir a endeudarse o sacar avances de su tarjeta de crédito para cubrir la brecha y pagar todas sus obligaciones.
Eso mismo es lo que ha pasado con el manejo fiscal. Vicente Albornoz, decano de la Facultada de Economía de la Universidad de las Américas (UDLA), explicó que es imprescindible tener claras las cifras de lo que fue la gran farra que vivió Ecuador entre 2007 y 2014. Y de cuánto nos ha costado, desde 2015, pagar esa fiesta.
En esos años, con un precio creciente del petróleo, que llegó a un pico de $120 por barril, el gasto público y el tamaño del Estado aumentaron 3,2 veces, en comparación a lo que había en 2006. Así, en la cúspide del despilfarro correísta, en 2014, se necesitaban pagos anuales por $47.000 millones para sustentar un andamiaje burocrático que quería controlarlo todo y ser el centro de todo lo que pasaba en el país.
Con los ceros en contra
Ese crecimiento desmesurado rebasó los ingresos adicionales por exportaciones y recaudación de impuestos, y generó déficits fiscales crecientes, los cuales no podía ser financiados de otra manera que a través de más deuda pública.
“Para 2014, la deuda pública había crecido a $30.000 millones, y eso a pesar de la reducción de la deuda externa en $2.000 millones por la moratoria unilateral de 2008 y una Ley que borró $1.000 millones de deuda interna del Gobierno con el Banco Central”, contó Albornoz.
109
mil millones de dólares, aproximadamente, fue el PIB de 2019.En promedio, la brecha entre gastos e ingresos, durante los últimos 13 años ha sido del 3,5% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, entre $3.000 y $4.000 millones. De 2000 a 2006, la media de los déficits llegó solo al 0,5% del PIB.
Hasta el final del Gobierno de Rafael Correa, en mayo 2017, la deuda pública subió a los $42.000 millones, y en la actual administración de Lenín Moreno ha continuado la tendencia, por lo que, en diciembre 2019, se cerró con obligaciones por $57.000 millones.
Un peso difícil de aligerar
Mauricio Pozo, exministro de Economía, comentó que a pesar de los esfuerzos, la estructura burocrática y el tamaño del Estado son tan grandes, y las exigencias de gasto son tan inflexibles, que el ajuste fiscal es mínimo y no alcanza para reducir el déficit y las necesidades de más deuda. “Es rescatable que se haya podido revertir el crecimiento anual del 3% que tenía el gasto en sueldos, pero no se han tomado las medidas necesarias, por lo que el verdadero ajuste será tarea del próximo Gobierno”, acotó.
Por su parte, José Hidalgo Pallares, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), recalcó que, en las actuales circunstancias, la reducción del gasto no puede ser excesiva, porque provocaría menos actividad económica y empleo, por lo que se debe pensar en formas de aumentar los ingresos.
“La reforma tributaria aprobada a finales de 2019 se quedó corta y no tocó los impuestos que más recaudación generan. Se debe pensar en nuevos cambios, que se concreten junto a la ofrecida reforma laboral”, concluyó. (JS)
Evolución
Del déficit fiscal
Monto Porcentaje
del PIB
° 2007 51 millones 0,1%
° 2008 500 millones 0,9%
° 2009 2.625 millones 4,2%
° 2010 1.252 millones 1,8%
° 2011 1.268 millones 1,6%
° 2012 1.759 millones 2%
° 2013 5.422 millones 5,7%
° 2014 6.409 millones 6,3%
° 2015 3.773 millones 3,8%
° 2016 5.597 millones 5,6%
° 2017 6.153 millones 5,9%
° 2018 3.227 millones 3%
° 2019 4.055 millones 3,72%
° 2020 4.360 millones 4%